REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Identificación y consecuencias de la edorexia
Identification and consequences of binge eating disorder
José
Hernández Rodríguez1
Loraine Ledón
Llanes2
Jorge Mendoza Choqueticlla1
1 Instituto
Nacional de Endocrinología. La Habana, Cuba.
2 Instituto
de Neurología y Neurocirugía. La Habana, Cuba.
RESUMEN
Introducción:
Mediante la comprensión de los procesos biopsicosociales que subyacen a
la ingesta excesiva de alimentos, se desea encontrar la solución a la epidemia
de la obesidad. La edorexia constituye un síndrome psicológico en
el que las personas que lo presentan tienen un apetito desproporcionado y excesivo.
El diagnóstico diferencial de la edorexia se debe hacer con algunos de
los trastornos de la conducta alimentaria y la hiperfagia inducida por fármacos.
Objetivo: Realizar una breve revisión sobre la edorexia, sus aspectos
conceptuales, algunas dimensiones con las que se relaciona, y su repercusión
en la salud del ser humano.
Método:
Se utilizó como buscador de información científica Google Académico.
Se emplearon como palabras clave: edorexia, trastornos de la conducta alimentaria,
obesidad. Fueron evaluados artículos de revisión e investigación
que, en general, tenían menos de 10 años de publicados. La búsqueda
se realizó en idioma español, portugués e inglés. Los artículos
seleccionados están indexados en diferentes bases de datos (PubMed, LILACS,
Cochrane y SciElo), así como páginas web. Fueron excluidos aquellos
que no cumplieron con los objetivos y criterios enunciados, lo que permitió
el estudio de 60 documentos, de los cuales, 33 fueron referenciados.
Conclusiones: Edorexia, o "comer por apetito", enfatiza las
conductas problemas asociadas a la obesidad, y se compone de 4 elementos fundamentales:
la dependencia, la evitación, el componente emocional y el déficit
de bienestar psicológico. Es causa de frecuentes secuelas físicas
y psicológicas. Se debe prevenir e identificar precozmente, para realizar
su adecuado tratamiento y así evitar la afectación de la calidad de
vida del paciente.
Palabras clave: edorexia; trastornos de la conducta alimentaria; obesidad.
ABSTRACT
Introduction:
A solution to the obesity epidemic is intended to be found by understanding
the biopsychosocial processes underlying excessive food intake. Binge eating
disorder (BED) is a psychological syndrome in which sufferers have excessive,
disproportionate appetite. A differential diagnosis should be made between binge
eating disorder and other eating disorders as well as drug-induced hyperphagia.
Objective:
Conduct a brief review about binge eating disorder, its conceptual aspects,
some dimensions with which it relates, and its impact on human health.
Method: Scientific
information was obtained from the search engine Google Scholar using the key
words binge eating disorder, eating disorders and obesity. Most of the reviews
and research studies evaluated had been published in the past 10 years. The
search was conducted in Spanish, Portuguese and English. The papers selected
were indexed on various databases (PubMed, LILACS, Cochrane, SciELO) and webpages.
After excluding papers not meeting the stated aims and criteria, the sample
was composed of 60 documents of which 33 were referenced.
Conclusions:
Binge eating disorder, aka compulsive overeating, enhances the problem behavior
associated to obesity, and consists of 4 main elements: dependence, avoidance,
the emotional component and psychological well-being deficit. On the other hand,
it is the cause of frequent physical and psychological disorders. Early prevention
and identification as well as indication of the appropriate treatment are all
fundamental so that the quality of life of patients is not affected.
Keywords: binge eating disorder; eating disorders; obesity.
INTRODUCCIÓN
Aunque la anorexia nerviosa (AN), la bulimia (BL) y el trastorno por "atracón" (TPA) son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más conocidos y estudiados por su frecuencia1 y repercusión en el estado de salud de las personas que las padecen, existen otros trastornos que son dignos de ser estudiados por sus consecuencias psicoemocionales, orgánicas y psicosociales, entre ellos, la edorexia (ED).
Mediante la comprensión de los procesos biopsicosociales que subyacen a la ingesta excesiva de alimentos, se desea encontrar la solución a la epidemia de la obesidad (OB), lo cual se reconoce como especialmente complejo debido a la multifactorialidad de su etiología, y a la consideración de que la sobrealimentación o el exceso de adiposidad causan la emergencia de procesos que mantienen la sobrealimentación.2 Todo ello ha despertado un interesante debate, pues algunos expertos del campo de la psicología opinan que la comida pudiera considerarse una sustancia tóxica, cuya adicción y abuso, provocaría un exceso de peso.3 En consecuencia, se puede entender la OB como un problema de control de estímulos. 4 No obstante, algunos investigadores describen la existencia de personas con diagnóstico de adicción a la comida, que se encuentran en estado de normopeso e, incluso, presentan un peso insuficiente.5
El parecido entre los síntomas alimentarios de los TCA y los síntomas expresados por individuos con trastornos de uso de sustancias, pudiera reflejar el involucramiento de sistemas neurales similares, incluyendo aquellos implicados en el autocontrol regulatorio y la gratificación; sin embargo, la relativa contribución de factores diferentes y compartidos en ambas problemáticas, aún permanece insuficientemente comprendida.6 Corwin et al. 7 vinculan la posibilidad de atribuir el desencadenamiento de la adicción a cualquier alimento en condiciones específicas, por ejemplo, la experiencia y el consumo repetitivo.
Un estudio realizado por el Centro de Investigación Nacional del Consumidor de Estados Unidos, en el que se entrevistaron más de 1 300 psicólogos que tratan las dificultades de las personas para perder peso, arrojó como la principal barrera para lograr esta meta el "comer emocional" (43 %).8 El 92 % de los entrevistados opinó que cuando existe un aumento de peso también subyace algún problema emocional, de modo que plantearon que la clave para logar con más probabilidad el objetivo propuesto es conseguir un mayor autocontrol sobre las conductas y las emociones relacionadas con la alimentación.8
Dentro de este amplio contexto, la ED constituye un síndrome psicológico desconocido por gran parte de la población, incluso por quien la padece. Las personas que lo presentan tienen un apetito desproporcionado y excesivo, al ser incapaces de autocontrolar el deseo por comer,9 lo que puede desembocar en problemas de ganancia ponderal, a pesar de la visión negativa que los edoréxicos tienden de la OB, al realizar un consumo excesivo de alimentos poco calóricos, los que, al final, pueden inducir el temido aumento de peso.
Para López Morales et al., el apetito excesivo debido al déficit de control es la verdadera causa de la OB, lo cual ubica a la ED como un asunto de salud central.10 Por la importancia que representa identificar este proceso nosológico de forma precoz, el propósito de este trabajo es realizar una breve revisión sobre la ED y sus aspectos conceptuales, algunas dimensiones con las que se relaciona, y su repercusión en la salud del ser humano.
MÉTODOS
Fueron evaluados artículos de revisión e investigación provenientes de diferentes bases de datos (PubMed, LILACS, Cochrane y SciElo, así como páginas web). Se utilizó como motor de búsqueda a Google Académico. Las palabras claves empleadas fueron: edorexia, trastornos de la conducta alimentaria y obesidad. Se incluyeron artículos que en general, tenían menos de 10 años de publicados, en idioma español, portugués o inglés. Fueron excluidos aquellos que no cumplieron con los objetivos y criterios enunciados, lo cual permitió referenciar 33 de los 60 artículos revisados.
RESULTADOS
La ED resulta de la combinación de los vocablos edo y orexis, que significan "comer" y "apetito", respectivamente. Es un término muy sugerente interpretado como "comer por apetito".10
La ED, reconocida por algunos11 como síndrome de ED, se considera un problema de salud mental, causante de hábitos nutricionales inadecuados y de dificultades para establecer hábitos saludables,12 que involucra la situación de algunas personas que sienten un impulso incontrolable de comer -que no tiene relación con las demandas reales del organismo en cada momento- o de evitar algunos alimentos, aunque no pueden controlar la ingesta de estos.
La ED es un síndrome o trastorno que ha suscitado reciente interés en autores e investigadores, sobre todo, del campo de la Psicología y la Nutrición, aunque todavía no ha sido incluido dentro del Manual de Diagnóstico y Estadística de Enfermedades Mentales en su última edición (DSM-V, por sus siglas en inglés).6 No obstante, resulta de gran relevancia considerar y comprender esta entidad, la cual se expresa en un consumo o absorción alterada de la comida, y en deterioro de la salud física o del funcionamiento psicosocial.6
Si se considera el modelo integrador, comprensivo y multidisciplinar de la OB, que destaca como aspectos centrales en su desarrollo y mantenimiento a los hábitos adquiridos, el apetito y las pautas de comportamiento asociadas a la ingesta, la ED como concepto, adquiere aún mayor relevancia.3
Puede considerarse como funcional comer ocasionalmente en relación con los estados emocionales como la tristeza y la ansiedad, por ejemplo; o tener preferencias por ciertos alimentos (como aquellos con alto contenido calórico), sin olvidar que el apetito tiene un objetivo biológico y homeostático. El problema de la ED comienza cuando el apetito y su expresión en conductas alimentarias y estados psicoemocionales provoca limitaciones y problemas de salud.11
¿Por qué se presenta la ED?
La ED engloba los factores y conductas relacionados con la alimentación por apetito, que provocan, por sí mismas, un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo, y que puede eventualmente conducir a sobrepeso o a la OB.3,10
En este caso, el apetito estimula las conductas de riesgo, y establece los distintos aspectos o componentes que predominan e integran algunos casos de OB: el apetito por distrés, por depresión o ansiedad y por adicción a la comida. Se concibe la ED como un trastorno en el que el aprendizaje es fundamental.3,10 El déficit de control, presente en este caso, resulta ser semejante a un problema de control de impulsos,12 en vez de una dependencia a una sustancia presente en un alimento determinado.10
La ansiedad, la depresión e, incluso, la adicción a la comida, pueden contribuir al aumento del apetito. Se ha afirmado que factores medioambientales, como el alto nivel de distrés crónico, afecta la elección de alimentos y la conducta alimentaria a través de la modificación del control conductual.
El síndrome de edorexia se relaciona con una disminución de estabilidad emocional, control emocional y reevaluación positiva, así como con un aumento de la aceptación y resignación. Además, los individuos con este síndrome se relacionan con la realización de dietas, privación de alimentos, realización de actividad física y el consumo sin necesidad.12
Existe una gran variedad de respuestas ante las situaciones en las que vive una persona. El hecho que decida ingerir más alimentos es consecuencia de la dimensión cognitivo-social en la que se desarrolla el individuo, y constituye uno los mecanismos de acción por el cual la sociedad influye en la conducta alimentaria.13
¿Qué elementos nos permite hacer el diagnóstico del síndrome de ED?
También se debe tener en cuanta el número y dimensiones predominantes en el cuadro clínico del paciente: evitación, dependencia, déficit de bienestar psicológico y componente emocional,11 lo cual permite tener una idea más exacta de la magnitud del problema. Las dimensiones descritas están presentes en todos los individuos y constituyen respuestas adaptativas cuando facilitan la supervivencia.13
Diagnóstico diferencial de la ED
Es importante poder establecer el diagnóstico diferencial entre la ED y los TCA, estos últimos son enfermedades psiquiátricas, marcadas por alteraciones en el comportamiento, las actitudes y la ingestión de alimentos, generalmente acompañadas de intensa preocupación con el peso o con la forma del cuerpo,14 y que pueden compartir algunos síntomas, signos y consecuencias comunes con la ED, entre los que se señalan:
¿Qué consecuencias tiene el Síndrome de ED?
Las personas con síndrome de ED frecuentemente se caracterizan por tener secuelas físicas en forma de exceso de peso (sobrepeso u OB); sin embargo, también se pueden presentar secuelas psicológicas, tanto en la población obesa/con sobrepeso, como en la población en un estado de delgadez/normopeso. Algunas de estas alteraciones son:11
La OB como consecuencia de la ED
Los mecanismos involucrados en los patrones de consumo alimentario que pueden conducir a sobrepeso y OB son complejos, diversos, multifactoriales y de carácter biopsicosocial. En este sentido, deben ser considerados aspectos como los hábitos y estilos de vida que se promueven en diferentes contextos sociales, los valores que se reproducen desde distintas culturas, los procesos de mercadeo, publicidad y globalización de productos y los estilos de alimentación. Igualmente, otros mecanismos involucrados serían la reproducción de significados de salud, que en algunos contextos igualan la ganancia de peso, la robustez y la ingestión indiscriminada y no regulada de alimentos, o todo lo contrario, a definiciones de ser sano/a.
Para que un individuo gane peso de forma exógena es necesaria la existencia de ciertos elementos.10,19 Desde una perspectiva multidisciplinaria, aunque discutible, la OB se entiende como una consecuencia de un apetito desproporcionado y descontrolado que conlleva a una sobrealimentación y a la posterior acumulación de grasa. Por tanto, la incapacidad de control de estos impulsos puede determinar el exceso alimentario y la propia OB,16 la cual es una enfermedad crónica, fruto de la interacción entre el genotipo y el ambiente, y donde intervienen factores fisiológicos y conductuales que varían en los individuos.6,25
En países desarrollados la OB afecta a un gran porcentaje de la población, en todas las edades, condiciones sociales y ambos sexos. Su prevalencia ha aumentado y continúa aumentando alarmantemente, sobre todo, en países de economía en transición, hasta adquirir proporciones epidémicas.3,26,27
Aunque la OB no se considera en sí misma como un trastorno mental, existen fuertes lazos de ella con la salud mental. Las investigaciones han mostrado robustas asociaciones entre la OB y los trastornos mentales, como el TPA, los trastornos depresivos, bipolares y la esquizofrenia. 5 Los efectos secundarios de varios medicamentos psicotrópicos contribuyen de forma importante al desarrollo de la OB, y ella, a su vez, puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de algunos trastornos mentales, como la depresión.5
El modelo integrador de la OB destaca el apetito como el principal problema, así como el equilibrio entre los factores que intervienen, entre ellos: el aporte calórico (asimilación de energía), el gasto energético (incluye el gasto metabólico), el mecanismo homeostático energético (regulador del peso corporal, integrado por el hipotálamo y el sistema límbico) y la vulnerabilidad genética (predisposición a la acumulación de grasa).10,12,25
El comer por apetito y el déficit de control sería uno de los problemas presentes en la sociedad y en las diferentes facetas de la vida de los individuos, que desencadenan el exceso de peso.10,12 Ello refuerza la relevancia de considerar los comportamientos de riesgo para la OB, tales como: el alto consumo de alimentos, la falta de actividad física, las situaciones distresantes12 y, también, la presencia del síndrome de ED como un factor esencial (aunque no único o definitorio),10 por las vulnerabilidades que representa para la salud física, mental y la expresión social.
No se deben soslayar las políticas de salud y de alimentación de contextos, países y regiones: la alimentación no es un asunto meramente de elección individual, también se vincula con accesos, economías, disponibilidades y oportunidades; y en este sentido, la existencia de programas y políticas de planificación alimentaria a corto, mediano y largo plazo, y la existencia, en especial de programas contextualizados de promoción de alimentación saludable, de actividad física y deporte, y de salud mental, realmente posibles y sostenibles, que resultan vitales en este campo.
La OB y sus implicaciones para la salud
Los aspectos psicológicos presentes en la OB, y en particular algunos de sus componentes (ansiedad, depresión, distrés o adicción a la comida), promueven el exceso de peso,10 el cual constituye un serio problema de salud, por ser frecuente, creciente y por aumentar la morbilidad y mortalidad de aquellos que lo padecen. Además, desde el punto de vista social, la OB aumenta los costos sanitarios y afecta de manera significativa la calidad de vida de los pacientes.28,29
El tejido adiposo no solo actúa como almacén de moléculas grasas, sino que sintetiza y libera a la sangre numerosas hormonas relacionadas con el metabolismo de principios inmediatos y la regulación de la ingesta. Asimismo, la OB se asocia a numerosos factores de riesgo cardiovasculares, como: dislipidemia, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, marcadores inflamatorios, así como un estado protrombótico.30
La morbilidad y mortalidad asociada a la OB es motivo de estudio por la comunidad científica, debido a su repercusión en la salud. La pérdida de peso puede evitar la progresión de muchas de sus consecuencias, las cuales aparecen en el anexo 2.27,31,32,33 Prevenir el desarrollo de la ED, identificarla y tratarla precozmente, repercutirá positivamente en la salud y en la calidad de vida.
En conclusión, ED o "comer por apetito", enfatiza las conductas problemas asociadas a la obesidad y se compone de 4 elementos fundamentales: la dependencia, la evitación, el componente emocional y el déficit de bienestar psicológico. Es causa frecuente de secuelas físicas y psicológicas, por este motivo se debe prevenir e identificar precozmente, para realizar su adecuado tratamiento y así evitar la afectación de la calidad de vida del paciente.
Conflicto de
intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses en la realización del estudio.
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Anexo 2. Consecuencias la obesidad27,31,32,33
Recibido: 1 de
noviembre de 2017.
Aprobado: 2 de marzo de 2018.
Autor para la correspondencia. José Hernández Rodríguez. Centro de Atención al Diabético del Instituto Nacional de Endocrinología. Calle 17 esquina a D, # 509, Vedado, municipio Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. Correo electrónico: pepehdez@infomed.sld.cu